jueves, 18 de febrero de 2010

JOSÉ GUADALUPE VELASCO


Sobre este fotógrafo Gabriel Figueroa ha recordado que a finales de los años veinte, procedente de Chicago, llegó a la ciudad de México para instalar su Estudio Fotográfico Brooklyn, supuestamente el primero en ofrecer iluminación artificial. Físicamente lo describió gordo y amante de emborracharse con prostitutas los fines de semana para retratarlas desnudas. En su laboratorio “mejoraba” la fisonomía de sus retratados por medio de desmesurados retoques. “A las señoras les hacía una boca de corazón -evocó Figueroa- y les pintaba pestañas, ganaba el dinero que le daba la gana y tenía a todas las artistas del teatro, a todas las segundas de Soto, a todas las primeras y a todas las tiples; toda la vida lujuriosa de México iba ahí a retratarse”.

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